La Leishmaniosis es una enfermedad parasitaria que afecta
a los perros y es transmitida por un tipo determinado de mosquito
(Phlebotomus).
Las hembras del mosquito pueden picar a un animal enfermo y
tomar el protozoo (género Leishmania) junto con la sangre succionada, estos
parásitos cambian de morfología en su interior, adquiriendo la forma infectiva
en unos días.
Posteriormente, si este mosquito pica a un animal sano puede transmitirle la
enfermedad. Debe quedar muy claro que no hay posibilidad de contagio
directo entre animales o entre animales y personas. Sólo es posible la
transmisión mediante el Phlebotomo. Además, en humanos se producen muy pocos
casos de contagio y se dan fundamentalmente en personas con su sistema
inmunitario deprimido por otras enfermedades o causas.
se localiza en la sangre y la médula ósea del perro. Desde
la picadura del mosquito hasta que se muestra la enfermedad pueden pasar de 4 a
6 meses, y no es detectable en esa fase ni siquiera por medio de análisis de
sangre. Pasado este tiempo, los síntomas que pueden aparecer son: crecimiento
exagerado de las uñas, ganglios infartados, alopecias características en zonas
del cuerpo como orejas y alrededor de los ojos y delgadez a pesar de comer
con apetito y regularidad, entre otros. Simultáneamente, en perros no
tratados, el parásito va afectando a los órganos internos (hígado,
riñón...) y la salud del animal empieza a verse seriamente dañada.
Sin embargo, una vez detectada la enfermedad la aplicación del tratamiento
existente permite que los animales puedan tener una buena calidad de vida
durante muchos años e incluso morir de viejos, si el ambiente es adecuado y
la atención correcta. Con este tratamiento se consigue aislar el parásito en la
médula y deja de ejercer su efecto, por lo que desaparecen los síntomas.
En caso de no tratar al animal o de que este no responda al tratamiento, su
salud va deteriorándose y se recomienda su eutanasia.
Prevención de la Leishmaniosis en los perros
La Leishmaniosis es endémica en muchas
zonas, al igual que en toda la costa y está presente en otras regiones del
interior.
Si su perro no recibe protección alguna, el riesgo de contraer la enfermedad
varía entre un 3% y un 18%. El riesgo siempre aumenta si el animal permanece
más en zonas rurales y periurbanas, en regiones cálidas del país y si está
fuera de casa al anochecer.
Al no existir de momento una vacuna la única lucha contra la enfermedad es
la prevención: El mosquito vive en primavera y verano, e incluso en otoño
si éste es cálido, siendo especialmente activo en el crepúsculo y al amanecer,
y durante la noche. Por lo tanto, se recomienda no sacar al animal a la
intemperie durante esos momentos y que duerma en el interior; además de aplicar
durante esas épocas productos repelentes e insecticidas con la frecuencia y
en la dosis que nos recomiende nuestro veterinario.
Igualmente es aconsejable que cada año en otoño-invierno se realice al
animal una prueba específica para la detección de esta enfermedad, ya que el
tratamiento es más efectivo si se diagnostica pronto.
Tratamiento de la Leishmaniosis en los perros
Si se observan los síntomas clínicos de la enfermedad, lleve su perro a una
clínica veterinaria para realizar una prueba serológica y así confirmar si
realmente padece la enfermedad. El tratamiento tendrá más éxito si se inicia
en las primeras fases de la enfermedad, de ahí la importancia de realizar
análisis anuales.
El tratamiento suprime los síntomas y puede permitir una buena calidad de
vida a su animal durante muchos años si la respuesta al mismo es positiva.
Los fármacos utilizados consisten en comprimidos de alopurinol, así como
en compuestos antimonialescontroles periódicos 2 o 3 veces al
año, para ver la evolución de la enfermedad y detectar posibles recaídas, en
cuyo caso se tiene que repetir el tratamiento.
(glucantime), que se aplican según
prescripción del veterinario, que adaptará el tratamiento a las necesidades de
cada caso concreto. Se deben hacer
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